La reacción del Occidente ante la masacre ocurrida esta semana en la
oficina de la revista francesa es repugnante.
Los líderes occidentales, desde el presidente estadounidense, Barack Obama hasta el papa Francisco, desde la reina Elizabeth al secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, todos han emitido declaraciones en las que condenan el acto y transmiten sus condolencias por el asesinato de 12 personas por dos pistoleros en la oficina parisense.
Los líderes occidentales, desde el presidente estadounidense, Barack Obama hasta el papa Francisco, desde la reina Elizabeth al secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, todos han emitido declaraciones en las que condenan el acto y transmiten sus condolencias por el asesinato de 12 personas por dos pistoleros en la oficina parisense.
El presidente francés, Francois Hollande, anunció un día de luto nacional, han bajado las banderas a media asta en los edificios del Gobierno y los ayuntamientos, y las campanas de la catedral de Notre Dame en la capital francesa sonó para rendir homenaje a las víctimas.
Pero vamos a mirar la masacre de los periodistas franceses y los dos policías desde otro ángulo. Casi todas las semanas, un número similar de personas mueren en ataques aéreos y los ataques con aviones no tripulados llevados a cabo por los Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, entre ellos Francia, en los países de Asia Central, Oriente Medio y África.
Miles de civiles han sido asesinados en los últimos años por la indiscriminada violencia militar de Occidente en Afganistán, Paquistán, Yemen y Somalia - a esta lista debemos añadir las víctimas en Siria e Irak desde que la llamada coalición anti-EIIL, liderada por EE.UU. comenzó sus operaciones en septiembre pasado.
¿Dónde están las condenas y condolencias internacionales emitidas sobre estas víctimas? ¿Dónde están las vigilias con velas? Exactamente, no hubo ninguno. ¿Dónde están los titulares de primera plana de medios occidentales declarando: “Nous Sommes Yemen” (Somos Yemen) O “Paquistán”, “Somalia”, o donde sea?
Líderes y medios de comunicación occidentales están alimentando un escándalo moral sobre la masacre de la revista francesa, Charlie Hebdo. Pero en su postura, se ve claramente una doble moral y una hipocresía reprobable hacia otras víctimas del terrorismo.
Las acciones de los que son oficialmente designados como terroristas - tales como Al-Qaeda y sus ramas vinculadas a la atrocidad cometida en París- fueron fuertemente repudiadas. Pero no las acciones de los terroristas de estado, como Washington y sus aliados occidentales, incluyendo el Gobierno francés, cuando lanzan ataques aéreos contra aldeas en países extranjeros - una violación total de las leyes internacionales y la ética.
Lo que es aún más repugnante, es la manera que los Gobiernos occidentales están utilizando la masacre de París para ganar algo de autoridad moral.
El presidente Obama condenó los asesinatos, diciendo: “Una vez más, los franceses han defendido los valores universales que generaciones de nuestro pueblo han defendido”. En otras palabras, Obama está insinuando que su gobierno está en el lado de las víctimas, como si los dos países estuvieran unidos en la lucha contra el mal.
Obama agregó: “Francia, y la gran ciudad, París, donde este escandaloso ataque tuvo lugar, ofrecen al mundo un ejemplo que perdurará mucho más allá del odio que sentían estos asesinos”.
Holland a su vez se dirigió a la nación francesa en una emisión televisiva pidiendo unidad y expresando que las victimas de tiroteo de Paris eran “héroes” que perdieron su vida por Francia.
“Nuestra mejor arma es nuestra unidad. Nada debe causar que nos enfrentamos, nos dividamos o nos separemos”, dijo Hollande en tono sombrío, y agregó: “La libertad es siempre más fuerte que la barbarie...Hoy la República Francesa en su totalidad era el objetivo”.
La retórica es narcisista, hipócrita, mentirosa y nauseabunda.
Igual que en los recientes ataques similares en Australia, Canadá y el Reino Unido, los líderes occidentales están usando la violencia como una forma de justificar sus verdaderas intenciones y sus crímenes en la llamada “guerra contra terror”.
Los Gobiernos occidentales liderados por Washington han utilizado, durante casi 15 años, el gastado pretexto de “combatir el terrorismo” para lanzar guerras ilegales y campañas de asesinatos en todo el mundo en general y en los países musulmanes, en particular. Estos países occidentales son tan inteligentes que ahora, su autojustificada “lucha contra el terrorismo” se ha transformado en las operaciones de cambio de régimen en otros países patrocinando el terrorismo de estado de forma, como en Libia, Siria y Ucrania.
Además de Oriente Medio y Norte de África, Francia considera que tiene derecho moral y legal para lanzar agresiones militares en Malí y la República Centroafricana causando miles de muertos y millones de refugiados en los últimos dos años.
Los Gobiernos occidentales, sobre todo Washington, Londres y París, en su búsqueda de los intereses imperialistas, causan ejecuciones masivas y fuera del control con el terrorismo de estado y el gansterismo.
Pues cuando ocurren estos ataques terroristas en las capitales occidentales, la lógica indica que se trata del rebote del vandalismo sin sentido que cometen estos Gobiernos occidentales en lo referente al derecho internacional y las normas morales. Es necesario entender y condenar su actitud beligerante hacia otros como la fuente de todas las consecuencias. No debemos permitir que los autores de la violencia internacional se escondan tras el duelo para las víctimas selectivas del terrorismo.
Al permitir que los líderes occidentales manipulen los sentimientos del público y reconstruyan su propia autoridad moral inmerecida mediante estos sentimientos que conducirán inevitablemente a más violencia y conflicto. Ya hay informes de reacción violenta contra las comunidades musulmanas en Francia y, sin duda, los grupos islamófobos de extrema derecha tratarán de aprovechar la situación al máximo.
Sin embargo, cualquier reacción pública adecuada debe estar dirigida a los Gobiernos occidentales y los líderes occidentales como Obama, Hollande, Cameron, Harper y Abbott cuyos imprudentes apoyos al terrorismo de estado están sumiendo todo el mundo en el caos.
Escrito por Finian Cunningham
Nacido en 1963, Finian Cunningham, ha escrito extensamente sobre asuntos internacionales, con artículos publicados en varios idiomas. Durante casi 20 años, trabajó como editor y escritor en los principales medios de comunicación, entre ellos The Mirror, Irish Times e Independent. Originario de Belfast, Irlanda, ahora se encuentra en este de África como periodista freelance, donde basado en la experiencia de testigos presenciales, está escribiendo un libro sobre Baréin y la primavera árabe.
El autor fue expulsado de Baréin en junio de 2011 a causa de sus artículos críticos en los que destacó violaciones sistemáticas de los derechos humanos por parte de las fuerzas del régimen bareiní. Es columnista de política internacional para PressTV y la Fundación Cultura Estratégica
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