viernes, 30 de enero de 2015

Carteles humanos "toman" espacios públicos y reclaman justicia por los 43 normalistas


Sara Juárez, actriz y estudiante de la carrera de literatura dramática y teatro, fue la primera en convertirse en cartel viviente, tras irrumpir en un vagón del Metro en la Línea 3 y desnudarse ante las miradas de los usuarios Foto Édgar Olguín



 La piel sin vestimenta, con frases como Estado asesino, #Ya me cansé, 4 meses de impunidad, tomó algunas calles en forma de protesta pacífica y una acción artística para denunciar la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Guerrero.
De pronto, un cuerpo-cartel, un cuerpo-consigna rompe la rutina y transgrede el espacio urbano en una doble dimensión: en su desnudez y en su acción política, manifiesta el proyecto Poner el cuerpo: sacar la voz.

En entrevista, el fotógrafo Édgar Olguín afirma: En nuestra sociedad es más alarmante ver un cuerpo desnudo que un cadáver calcinado en las notas de ocho columnas.
Autor de imágenes en el acto del despojo de la ropa en lugares públicos, la idea es irrumpir en esta sociedad que es pudorosa y descalifica estas acciones.

A las 8 de la noche del pasado lunes, a cuatro meses de la desaparición de los estudiantes, una serie de 14 fotografías fue difundida en Internet gracias al proyecto del Colectivo Crew A Pie de Calle, en el que participan cineastas, fotógrafos, actores, comunicólogos y humanos.



Sociedad desmayada

En la página electrónica ponerelcuerpo.tumblr.com se muestran las imágenes a color y se acompañan con un texto de Claudia Híjar, en el que se expone: Hemos decidido usar el cuerpo desnudo y jugar con el espacio para dar nacimiento a estos carteles humanos que gritan doblemente a esta sociedad que parece estar desmayada ante las situaciones que nos toca vivir como país.

La idea surgió al circular por una avenida del Centro de la ciudad, en un momento de la conversación: Imagínate un cuerpo en ese semáforo y que sea un cartel humano.
En octubre de 2014 comenzó la iniciativa y se invitó a actores a posar desnudos en medio de la calle, con consignas, incluso ciertos hashtags o etiquetas de redes sociales, grabadas sobre el cuerpo para invadir un espacio del transeúnte.

Las tomas se hicieron en Ciudad Universitaria, vagones del Metro, entradas del Metrobús, puentes peatonales o en la carpeta asfáltica.

Por tejer lazos

Sara Juárez, actriz y estudiante de literatura dramática y teatro, fue la primera en convertirse en cartel viviente. La experiencia más impactante, comparte, fue en los vagones del Metro de la línea 2, cuando en medio de los pasajeros se quitó la ropa. Ese instante fue habitado por un silencio pesado y apabullante. En otras ocasiones hubo risitas nerviosas, gritos de censura y hasta madres que taparon los ojos a sus hijos.
Édgar Olguín describe que la reacción a veces sólo era la mirada congelada, otras hubo insultos o reclamos. Sin embargo, algo que no esperaban y ocurrió fueron las muestras de apoyo ante el peculiar acto de protesta.

                     
                         Karen Yazmín, en una calle de la colonia Roma   Foto Édgar Olguín

                          Alondra Flores

 Desde un principio pensamos en exponer en la galería más grande el mundo, que es Internet. No buscaron otra porque corríamos el peligro de que esta acción se volviera una mercancía.
Además, no se utilizaron redes sociales como Facebook o Instagram, debido a la ineludible censura. “Buscamos opciones de manera gratuita y encontramos este blog donde incluso se rola pornografía y hardcore”.

Poner el cuerpo: sacar la voz, apunta Olguín, es un proyecto vivo y espera crecer. Por ahora son 14 fotografías, pero la idea surge para tejer lazos. La invitación está abierta a difundir la voz de protesta que no se queda callada y continúa con un grito de justicia escrito sobre la piel.

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