Crimen sin castigo
Un informe publicado durante las últimas semanas de la campaña militar israelí en la Franja de Gaza el verano pasado, y que ha sido poco publicitado, ha acusado a Israel de atacar las instalaciones de suministro y tratamiento de agua durante los 51 días de bombardeos.
Titulado “Informe sobre la Evaluación de los Daños en el Sector del Agua”, el documento, elaborado por la Autoridad del Agua Palestina (AAP), informa detalladamente de los daños sufridos y valorados en 34 millones de dólares, que han causado una crisis humanitaria y medioambiental en el enclave palestino.
Sin embargo, es probable que la información sea incompleta, pues los investigadores no pudieron evaluar el daño sufrido por las conducciones de agua, ya que la mayoría es subterránea y está cubierta por enormes cantidades de escombros.
Para recoger la información contenida en el informe, un equipo de técnicos trabajó sobre el terreno, poniendo sus vidas en peligro. De hecho, siete empleados fueron asesinados mientras trabajaban, según el informe.
La práctica totalidad del agua de Gaza no es apta para el consumo y la destrucción de la infraestructura no ha hecho más que agravar enormemente los problemas existentes, que son el resultado de ocho años de bloqueo y de numerosos ataques israelíes. Alrededor del 97 por ciento del agua no satisface las normas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), debido a la contaminación con cloruros y nitratos, según Mahmud Ismail, director de la AAP. La explotación excesiva de los acuíferos ha causado una disminución del nivel del agua, que en algunas áreas ha alcanzado los 15 metros por debajo del nivel del mar, lo que hace que el agua marina penetre en los acuíferos costeros. Esto ha convertido al agua de esos acuíferos en no apta para el consumo y para usos agrícolas.
Sin embargo, los residentes y agricultores de las zonas orientales de la Franja de Gaza se enfrentan a un futuro aún más sombrío. Las autoridades palestinas están preocupadas por la posibilidad de que los metales pesados y el uranio empleados en los bombardeos israelíes hayan podido penetrar en las aguas subterráneas, contaminando la principal fuente de agua de Gaza para las generaciones futuras. Así las cosas, las autoridades tienen que tomar muestras para asegurarse de que el agua no ha sido afectada por esos bombardeos, pero hasta el momento no han podido realizar esa investigación. “Estamos buscando una consultoría internacional que venga a Gaza para examinar el problema”, ha dicho Ismail.
Bajo el bloqueo de Israel y Egipto, la reconstrucción de la infraestructura destruida es una tarea imposible. Muchos materiales básicos, como pequeñas tuberías de menos de 12 pulgadas de diámetro, no pueden entrar en Gaza, según Ismail.
Además, la infraestructura existente está infrautilizada debido al bloqueo. Un sector que transportaba agua vendida por la compañía israelí Mekorot ha dejado de funcionar por razones desconocidas, a pesar de que se realizó una inspección física que no encontró ninguna fuga en el lado gazatí, según el informe.
Por último, las medidas impuestas por Israel hacen que sea prohibitivo importar los materiales necesarios. Los controles y los procedimientos de seguridad crean costes añadidos que luego son cargados a los consumidores.
Debido a la escasez de combustible, resultado del bloqueo, hay agua que es simplemente inaccesible. Los municipios cuentan con generadores de emergencia para bombear agua, pero no tienen combustible para hacerlos funcionar. Por si fuera poco, las bombas son muy costosas y producen mucha contaminación. “Si usted tiene agua, tal vez no tenga electricidad para subirla hasta la parte superior del depósito”, explica Ismail.
El informe propone una intervención en tres fases. La intervención humanitaria de carácter urgente, que debería haberse llevado a cabo inmediatamente después del alto el fuego, requería 31 millones de dólares para necesidades humanitarias urgentes. Estas necesidades incluyen la reparación de instalaciones dañadas de suministro de agua potable y de tratamiento de aguas residuales, combustible para hacerlas funcionar, cloro para su desinfección y suministro de agua para las personas desplazadas, así como otras necesidades urgentes. El segundo estadio debería atender a la reconstrucción de las instalaciones, que podría costar 32 millones de dólares. La fase final incluiría la rehabilitación y expansión de la infraestructura a lo largo y ancho de la Franja de Gaza, algo que podría requerir 620 millones de dólares.
Seis meses después de la publicación del informe, poco se ha hecho para aliviar las condiciones catastróficas en las que se encuentra Gaza. Cuando los aviones de guerra y los no tripulados cubren casi el cielo de Gaza, otra campaña de ataques aparece en el horizonte.
He aquí el informe completo (en inglés): Water Sector Damage Assessment 2014.
Dan Cohen es un periodista independiente que vive en Palestina. Twitter: @dancohen3000.
Traducción: Javier Villate (@bouleusis)
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