"Lamento que este error haya ocurrido. Estoy haciendo todo lo posible para evitar que se produzcan más errores (...)
No lo podía soportar",
afirma Brandon Bryant, que dejó su trabajo en 2011 después de trabajar
durante cinco años en misiones de drones estadounidenses para bombardear
objetivos en Pakistán e Irak, en una entrevista a RT.
Además, Bryant reconoce que "los operadores carecían de visibilidad y no estaban seguros de la identidad de los blancos a los que disparaban". "Nosotros veíamos una silueta, sombras de gente y matábamos a las sombras. No había ningún tipo de supervisión (...) el programa estaba podrido por dentro", confiesa.
El exoperador de aviones no tripulados estadounidense ya admitió
que vive atormentado por su participación en estos ataques y que
siempre recordará como vio desangrarse hasta morir a una de sus primeras
víctimas.
Desde el año 2001, EE.UU. ha estado llevando a cabo ataques aéreos
mediante drones en multitud de países, incluidos Yemen, Pakistán,
Afganistán y Somalia, entre otros, insistiendo siempre en que los
blancos de sus ataques eran "militares".
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