En el contexto del inevitable ascenso de China y el pronto empeoramiento
de la crisis financiera, acompañada del estallido de la burbuja de
activos, la única forma de que los Estados Unidos mantengan su hegemonía
global es debilitando a sus oponentes. Y la única forma de lograr ese
objetivo es desencadenando el caos en las repúblicas limítrofes de
Rusia.
Es por eso que Rusia inevitablemente entrará en un período de conflictos y crisis en sus fronteras.
Así que el primer frente de hecho ya existe en Ucrania, el segundo será
muy probablemente entre Armenia y Azerbaiyán por Nagorno-Karabaj, y la
tercera, por supuesto, se abrirá en Asia Central.
Si la guerra en Ucrania lleva a millones de refugiados, decenas de miles
de muertes y la destrucción de ciudades, el deshielo del conflicto de
Karabaj socavará completamente toda la política exterior de Rusia en el
Cáucaso.
Todas las ciudades en Asia Central se encuentra bajo amenaza de
explosiones y ataques. Hasta el momento el “ir y venir en el frente” ha
atraído al menos la cobertura de los medios – Novorrusia domina en los
canales nacionales de televisión, en los periódicos y en los sitios web
-, pero este teatro de guerra podría convertirse en uno de los más
complejos después del conflicto en la Ucrania.
Una filial del Califato bajo el estomago de Rusia
La tendencia indiscutible en Afganistán – y la principal fuente de
inestabilidad en la región – es una alianza entre los Talibanes y el
Estado islámico. Aun así, la formación de esta unión está en sus
primeros días, las referencias a ella son escasas y fragmentarias, y la
verdadera escala de las actividades de los emisarios del Estado Islámico
EI no es clara, como un iceberg cuya punta apenas se muestra por encima
de la superficie del agua.
Pero se ha establecido que los agitadores del EI están activos en
Pakistán y en las provincias del sur de Afganistán, que son controladas
por los talibanes. Pero, en este caso, la primera víctima del caos en
Afganistán es Pakistán, que ante la insistencia de, y con la ayuda de
los Estados Unidos alimentó a los talibanes en la década de 1980. Ese
proyecto ha adquirido vida propia y es una pesadilla recurrente para
Islamabad, que ha decidido establecer una relación más amistosa con
China y Rusia. Esta tendencia se puede ver en los ataques de los
talibanes a las escuelas paquistaníes, cuyos maestros tienen ahora el
derecho a portar armas; detenciones regulares de los terroristas en las
principales ciudades, y el inicio de actividades en apoyo de las tribus
hostiles a los talibanes en el norte.
El último desarrollo legislativo en Pakistán es una enmienda
constitucional para ampliar la jurisdicción del tribunal militar [sobre
los civiles]. En todo el país, los terroristas, los islamistas y sus
simpatizantes están siendo detenidos. Solo en el noroeste se han
realizado más de 8.000 arrestos, incluyendo a los miembros del clero.
Las organizaciones religiosas han sido prohibidas y los emisarios del EI
están siendo capturados.
Dado que los estadounidenses no les gusta poner todos sus huevos en una
canasta, proporcionarán apoyo al gobierno en Kabul, que les permita
permanecer en el país legalmente, y al mismo tiempo a los talibanes, que
se están transformando al EI. El resultado será un estado de caos en el
que los estadounidenses no quieren tomar parte oficialmente; en cambio,
van a sentarse en sus bases militares, esperando a ver quién gana. Y
entonces Washington proporcionará asistencia al vencedor. Nótese que sus
servicios de seguridad han estado apoyando a los talibanes por un largo
tiempo y con bastante eficacia: algunas de las fuerzas de seguridad
oficiales y policías en Afganistán son antiguos talibanes y muyahidines.
Método de destrucción
La primera forma de desestabilizar a Asia Central es crear problemas en
las fronteras, junto con la amenaza de que los Mujahideen penetrarán en
la región. La prueba de los vecinos ya se ha iniciado; han surgido
problemas en Turkmenistán, que incluso ha tenido que pedir a Kabul que
mantenga las operaciones militares a gran escala en las provincias
fronterizas. Tayikistán se ha visto obligada a negociar con los
talibanes la liberación de los guardias fronterizos que estos
secuestraron, y el servicio de frontera de Tayikistán informa que hay un
gran grupo de muyahidines en sus fronteras.
En general, todos los países que limitan con Afganistán han intensificado su seguridad en la frontera.
La segunda forma es enviar islamistas detrás de las líneas. El proceso
ya ha comenzado: el número de extremistas en Tayikistán solo el año
pasado se triplicó; Sin embargo, a pesar de que están siendo capturados,
es obvio que no será factible capturarlos a todos. Además, la situación
se ve agravada por el retorno de los trabajadores migrantes procedentes
de Rusia, lo cual ampliará la base de reclutamiento. Si el flujo de las
remesas de Rusia se seca, el resultado puede ser el descontento popular
y la generación de disturbios.
El experto Kirguistaní Kadir Malikov reporta que se han destinado $ 70
millones al grupo militar Maverenahr perteneciente al EI, que incluye
representantes de todas las repúblicas de Asia Central, para llevar a
cabo actos de terrorismo en la región. Se hace especial hincapié en el
Valle de Fergana como el corazón de Asia Central.
Otro punto de vulnerabilidad son las elecciones parlamentarias de
Kirguistán, prevista para este otoño. El inicio de una nueva serie de
revoluciones de colores conducirá al caos y la desintegración de los
países.
Guerras autosuficientes
Hacer la guerra es caro, por lo que la desestabilización de la región
debe ser autosuficiente o al menos rentable para el complejo
militar-industrial de Estados Unidos. Y en esta área Washington ha
tenido cierto éxito: ha dado a Uzbekistán 328 vehículos blindados que
Kiev había solicitado para su guerra con Novorrusia. A primera vista, el
acuerdo no es rentable porque las máquinas eran un regalo, pero en
realidad Uzbekistán estará atada a los repuestos y municiones de EE.UU.. Washington tomó una decisión similar en la transferencia de equipo y armas a Islamabad.
Sin embargo, Estados Unidos no ha tenido éxito en sus intentos por
imponer sus sistemas de armas en la India: los Indios no han firmado
ningún contrato, y a Obama le fueron mostrados los equipos militares
rusos cuando asistió a un desfile militar.
Por esto los Estados Unidos está llevando a los países de la región a la
guerra con sus propios protegidos – los talibanes y Estado Islámico – y
al mismo tiempo está suministrando a sus enemigos las armas.
***
Así que 2015 estará marcado por los preparativos para la
desestabilización generalizada en Asia Central y la transformación de
AfPak en una filial del Estado Islámico en las fronteras de Rusia,
India, China e Irán. El inicio de la guerra a gran escala, que
inevitablemente vendrá una vez que caos se trague a la región, dará
lugar a un baño de sangre en los “Balcanes Eurasiáticos”, implicando
automáticamente a más de un tercio de la población mundial y a casi
todos los rivales geopolíticos de los Estados Unidos. Será una
oportunidad que Washington encontrará demasiado buena para dejarla
pasar.
La respuesta de Rusia a este desafío tiene que ser multifacético:
involucrando la región en el proceso de integración euroasiática,
proporcionando asistencia militar, política y económica, trabajando en
estrecha colaboración con sus aliados en la Organización de Cooperación
de Shanghai y los BRICS, el fortalecimiento del ejército paquistaní, y
por supuesto colaborando en la captura de los siervos barbudos del
Califato.
Pero la respuesta más importante debe ser la modernización acelerada de
sus fuerzas armadas, así como las de sus aliados y los esfuerzos para
fortalecer la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva y darle a
esta el derecho a eludir a las altamente ineficientes Naciones Unidas
La región es muy importante: si Ucrania es un fusible de la guerra,
entonces Asia Central es un depósito de municiones. Si explota, la mitad
del continente se verá afectado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario