miércoles, 11 de febrero de 2015

Goliat vs Goliat: Guerra de gigantes mientras "David" observa pacientemente

Mauricio Santecchia
Sott.net

En lo profundo del ideario fantástico de cada ser humano habita la eterna y mítica batalla entre las fuerzas del bien y del mal. Ya sea con brillantes espadas, coreográficas artes marciales, o armamento propio de la ciencia ficción, la arquetípica contienda ocurre una y otra vez, y nuestra incansable mente juega a ser el héroe de aquella aventura. 


 ¿Pero qué ocurriría si ante nuestros ojos repentinamente se desplegara un grotesco combate entre las fuerzas del mal, una colosal batalla entre dos Goliat, mientras un paciente David apenas afectado mira con desdén como se azotan entre ellos? La realidad a veces nos pone de frente a eventos de esta naturaleza...

Hay una esencial diferencia entre las fuerzas que pugnan por el "bien", es decir que buscan generosamente servir a los demás, y las codiciosas fuerzas que abogan por el "mal", que sólo quieren servirse a sí mismas y adueñarse de todo y de todos sin pudor ni escrúpulo alguno. Esta diferencia radica justamente en el núcleo de estos "bandos", en las fuerzas internas que mantienen la cohesión de los mismos.

Entre los "buenos" (si se me permite el término), dado que hay una natural tendencia a pensar en el beneficio común y prestar atención a las necesidades ajenas, es más probable que entre aliados se cuiden unos a otros y cada uno lo pensará dos veces antes de actuar perjudicando a uno de sus compañeros. Las acciones de cualquiera de ellos en general tratarán de ser conjuntas y rara vez se verán maniobras unilaterales.

Entre los "villanos" en cambio, dado que aquello que los motiva a actuar en conjunto es la búsqueda frenética de beneficio propio a cualquier costo y sin tomar en consideración a nadie más que a ellos mismos, es natural que al cabo de un tiempo su accionar tienda a interferirse pudiendo incluso en algunos casos a comenzar un antagonismo que termine en una torpe disputa de intereses.

¿Qué opinaría usted si yo le dijera que los avatares del destino quizá nos estén colocando de frente a una situación como esta? ¿Qué pasaría si la "cabeza" del Imperio está aplicando torniquetes por todo el "cuerpo" tan apretados que uno (o dos) de los brazos supuestamente aliado a esta cabeza ha empezado a preocuparse por una eventual putrefacción y la consecuente amputación forzada?

Hace apenas unos días atrás, repentinamente en medio de una encarnizada hostilidad hacia Rusia, el Presidente francés, Francois Hollande, y la Canciller alemana, Ángela Merkel, decidieron juntos emprender una misión "diplomática" hacia Moscú aparentemente para poner fin (o al menos establecer una tregua) al enfrentamiento entre Kiev y los independentistas del este de Ucrania.

La iniciativa fue una absoluta sorpresa porque no mucho tiempo atrás el Presidente francés había sacado pecho y con cuestionable bravura había negado la entrega de unos barcos que Rusia no sólo había comprado, sino pagado con anticipación. Por otro lado, su contraparte alemana apenas en noviembre estaba increpando a Vladimir Putin y bufando mientras afirmaba que la paciencia de los "sacrosantos" países occidentales se estaba agotando. Cualquiera hubiera pensado en ese momento que Francia y Alemania tenían muy en claro sus objetivos y medían muy bien cada paso que daban en esta presión ascendente que intentaban ejercer sobre la Federación Rusa. Pero los hechos recientes nos pintan un panorama diferente.

Por un lado, se hace claramente visible una actitud fuertemente orientada al belicismo por parte de los EE.UU. a través de una constante intención de mantener las hostilidades entre Europa y Rusia, aguijoneando tenazmente el conflicto de Ucrania con los independentistas del este y empujando a toda Europa a mantener unas absurdas sanciones contra Rusia, sólo para debilitar su posición de contrapeso a su intocable hegemonía mundial. Y por el otro, vemos a una Europa cada vez más preocupada por los elevados costos de esta guerra inventada y los devastadores efectos que estas sanciones están teniendo sobre las economías de sus países miembros.

En semejante contexto parece ser que a los "aliados" europeos de Occidente, repentinamente, no les quedó más remedio que confrontar con la violenta y simple realidad de que la hermandad y unicidad de intereses y criterios que se han esforzado en hacernos creer a todos que poseen es una burda fantasía creada en el seno de una mente perturbada.

Ante tamaña situación, los líderes de las dos potencias europeas más importantes, Francia y Alemania, tuvieron que emprender la bochornosa empresa de viajar a Moscú a hablar con el principal mandatario ruso. Según reportan, la reunión se prolongó durante cinco horas en las que acordaron un plan de acción para lograr pacificar el conflicto entre Ucrania y los "rebeldes" independentistas. Lo curioso es que tanto Hollande como Merkel, luego de esta reunión, se han manifestado con bastante pesimismo respecto a la posibilidad de paz en Ucrania, lo cual sugiere que Europa es consciente de que EE.UU. no permitirá que este conflicto llegue a su fin tan fácilmente.

Más allá del asunto en Ucrania, si se me permite la licencia de jugar un poco con mi imaginación, a su servidor aquí presente no le cuesta concebir la idea de que muy posiblemente la agenda secreta de esta reunión haya sido buscarle una salida urgente a las insensatas sanciones sobre Rusia que los EE.UU. están obligando a los "aliados" europeos a imponer.


Claramente, EE.UU. intenta quebrantar a Rusia debilitando al Rublo, bajando a precios ridículos el barril de petróleo, haciendo que las corruptas agencias de calificación financiera degraden la confiabilidad de Rusia, intentando ensuciar al coloso siberiano, involucrándolo virtualmente en una guerra provocada adrede dentro de Ucrania, e impidiéndole que exporte sus productos a sus vecinos europeos. El asunto es que Rusia, sin entrar en pánico, no se ha quedado de brazos cruzados y ha respondido a todas y cada una de estas acciones con inteligencia y sin exabruptos emocionales.

El resultado de este perverso juego ha sido nefasto para la Unión Europea. Las críticas recibidas desde todos los sectores en contra de este irracional paquete de "medidas" han sido difíciles de controlar. Constantemente salen a la luz informes revelando las escandalosas sumas de dinero que los países de la Unión Europea están perdiendo solo por apaciguar la ira del sangriento dios norteamericano que pide sacrificios y más sacrificios sin siquiera dar nada a cambio. Recientemente, el Ministro de Exteriores español, José Manuel García Margallo, aseguró que la Unión Europea ha perdido 21.000 millones de euros por las sanciones aprobadas contra Rusia. El mismo García-Margallo ha advertido que la adopción de nuevas medidas restrictivas tendría un "severísimo coste para todo el mundo".

Mientras los líderes europeos al borde de la desesperación parecían intentan mejorar su situación, EE.UU. reaccionó rápidamente a esta súbita reunión en Moscú. Estampilla en el trasero mediante, Kerry partió urgido a Kiev a reunirse con el Presidente de Ucrania, Perro Porcochenko (espero sepan disculpar la chanza). En esta reunión, el Secretario de Estado estadounidense desempolvó su viejo y arrugado guión ya hecho añicos de tanto uso y afirmó: "Estados Unidos no tiene dudas de que Rusia está tras el resurgir de los rebeldes en el este de Ucrania. No podemos cerrar los ojos para no ver los tanques que entran en Ucrania a través de la frontera con Rusia, a los rusos en uniforme sin signos de distinción, los misiles y los sistemas de radar, bla bla bla bla"... disculpe mis ánimos de síntesis aquí, pero como estas palabras usted ya las debe haber escuchado muchas veces, le voy a ahorrar el desagradable momento de tener que hacerlo otra vez.
 Claro que el mandatario estadounidense estaba ignorando obscenamente el hecho de que no hay una sola prueba que siquiera sugiera la presencia o intervención rusa en el conflicto, e incluso la misma OSCE se cansó de decir últimamente que ¡¡NO HAY PRESENCIA RUSA EN TERRITORIO UCRANIANO!! ... Pero los cráneos de Washington, lógicamente, hacen oídos sordos a tales declaraciones porque, si las escucharan, toda su narrativa sobre la agresividad y codicia rusa se iría por el excusado.

El mensaje para Kiev fue claro: "¡¡Ni se les ocurra echarse para atrás...!!", y de paso sutilmente (o no tan sutilmente) también es posible que los delegados de la Unión Europea en Moscú se hayan dado por aludidos con el movimiento estratégico de EE.UU.. De nos ser así habría que explicar por qué dos o tres días después la máxima mandataria alemana, estampilla mediante también, salió disparada para EE.UU. a reunirse con Barack Obama. En la reunión, según informó CNN , la Primer Ministro alemana le pidió al primer mandatario norteamericano que se abstuviera de enviar armas a Ucrania. Al parecer, según informó la misma cadena de noticias, Obama dijo que por el momento "lo está pensando"...

La cuestión digna de destacar aquí es que las fuerzas en teoría cohesivas de Occidente no son tan cohesivas y que es posible que esté ocurriendo lo señalado en los primeros párrafos de este artículo: la "pandilla" de los malos están teniendo un serio conflicto de intereses y el hecho de que uno de los miembros de esta pandilla tenga más fuerza o sea más hábil que los otros , está llevando al resto a sufrir las consecuencias de sus desquiciados comandos.

¿Estamos en los albores de una colosal pelea entre "Goliats"? ¡¿Quién sabe?! De ser así es posible que mientras ellos peleen, un imperturbable David los observe pacientemente desde la distancia. Y quizá el David de esta historia sea el mismo Vladimir Putin; quien aunque sería tonto pensar que se encuentra despreocupado de toda esta situación, sí hemos podido observar que su temple y sobriedad han sido constantes, y que su respuesta ha sido conducida siempre por una mansa pero no sumisa actitud; en todo momento ha mantenido la calma, ha sido paciente, y ha insistido en sus argumentos con la tranquilidad de estar respaldado por los hechos.

En este sentido, los chinos de antaño nos dejaron un legado maravilloso en cuanto al entendimiento de las dinámicas subyacentes a cualquier conflicto. El libro de las "36 Estratagemas Chinas" reza lo siguiente:
Estrategia 4. Relajarse mientras el enemigo se agota a sí mismo. "Algo que es familiar, la mujer supera al hombre en tranquilidad." Tao Te King (Lao Tse). Lo que parece blando y flexible puede ser fuerte y firme, mientras lo que parece invencible puede ser débil. El sauce se pliega al viento y se mantiene en pie, el robusto roble se quiebra y cae. El agua se adapta a cualquier terreno, pero desgasta la roca más dura. Según escribió Sun Tzu en el Arte de la Guerra: "El ejército que llega antes al campo de batalla y espera al enemigo está descansado y gana la iniciativa, mientras que el ejército que llega tarde y se lanza a la batalla está cansado y se ve forzado a adoptar una posición pasiva. Si ves que los enemigos muestran ardor, espera a que éste se aplaque y se vean abrumados bajo el peso y el fastidio de la fatiga."
La idea esencial de la estrategia es justamente la de "relajarse mientras el enemigo se agota a sí mismo". Y por momentos parece que Putin la está poniéndola en práctica. Difícil decirlo, pero cabe la posibilidad de que en un futuro no muy lejano los colosos occidentales terminen cayéndose por su propia torpeza y avaricia, y que el líder ruso esté consciente de ello. Ante tal situación, solo debería procurar ganar tiempo y esperar.

Si este fuera el caso, esperemos que para cuando los "aliados" occidentales se autodestruyan, el nivel de devastación sobre el planeta nos deje suficiente crédito humanitario como para construir una nueva realidad basada en principios solidarios y multipolares como los que el mismo Putin ha tenazmente impulsado a lo largo de los últimos años.


Mauricio Santecchia (Profile)
Nacido en Argentina, Mauricio Santecchia es un Analista de Sistemas Informáticos especializado en consultoría en las áreas de Tecnologías de la Información y Comunicaciones.

Tuvo la fortuna en el año 2009 de "toparse" con el extraordinario material disponible en Cassiopaea.org. Desde el año 2011 es parte del equipo de editores de SOTT.

En su tiempo libre se dedica mayormente a la lectura, la familia, y algo de deportes.

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