El nuevo intento golpista desmontado en Venezuela, auspiciado -una
vez más- por la Casa Blanca, es el punto más alto de una ofensiva
recrudecida con fuerza en las últimas semanas. El sólido rechazo
regional evidencia que esta estrategia lleva a EEUU a un mayor
aislamiento.
“Hemos desarticulado, desmantelado, un atentado golpista contra la democracia,
contra la estabilidad de nuestra patria”. Así anunciaba el presidente
Nicolás Maduro el jueves pasado una nueva acción desestabilizadora que
implicaba a miembros de la Aviación Militar. Según el mandatario, se
trataba de “una conspiración que se montó desde el gobierno de Estados Unidos”.
Más tarde, el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello,
reveló los nombres de los militares vinculados y mostró las contundentes
pruebas recabadas de las computadores y teléfonos de los oficiales
detenidos. La denominada “Operación Jericó”, que iba a ser ejecutada el
12 de febrero, se activaría con la publicación de un manifiesto llamando
a un gobierno de transición y continuaría con bombardeos desde un avión
Tucano a instituciones del Gobierno y a medios
como Telesur. El plan contemplaba además el impulso de nuevas
“guarimbas” (acciones callejeras violentas) y una estrategia mediática
para legitimar el golpe.
Cabello señaló a Kelly Keiderling, Encargada de Negocios de la
embajada de EEUU, como el principal nexo con los golpistas y Maduro
informó que “el guión que iban a leer los oficiales lo redactó un
consejero de la embajada”.
Cronología de una nueva arremetida
Al mismo tiempo que el Gobierno de Barack Obama tomó la decisión
histórica de mutar su estrategia frente a Cuba tras más de cinco
décadas, apretó el acelerador en su asedio a la revolución bolivariana.
El neutralizado plan se enmarca en una fuerte escalada intensificada en
las últimas semanas. Aquí, un racconto de los últimos episodios:
- El 2 de febrero, el Departamento de Estado
emitió un comunicado en el que anunciaba nuevas sanciones -como la
restricción del visado- contra funcionarios venezolanos “presuntamente
incursos o cómplices de violaciones a los DDHH”. Sin identificarlos, el
texto afirma: “Haciendo caso omiso de los exhortos de gobiernos, líderes
respetables y grupos de expertos en aras de un cambio, el gobierno
venezolano sigue demostrando irrespeto a los derechos humanos
y las libertades fundamentales”. A diferencia de las sanciones
impuestas desde Washington seis semanas antes, esta vez la medida surgía
desde el Ejecutivo y no por iniciativa legislativa.
- El mismo día, Maduro denunciaba que el vicepresidente de EEUU, Joe
Biden, se reunió con líderes del Caribe “exhortándolos a dejar sola a
Venezuela” ya que “el gobierno pronto va a caer”. Maduro propuso iniciar
acciones jurídicas nacionales e internacionales y acusó a Biden de ser
el principal promotor de los planes golpistas.
- El domingo 8, el general Vincent Stewart, director de la Agencia de
Inteligencia del Departamento de Defensa de EEUU, anticipó, en una
comparecencia ante la Comisión parlamentaria de Asuntos Militares, que
Venezuela enfrentará “protestas masivas” en los meses previos a las
elecciones legislativas de este año.
- Al día siguiente, la Casa Blanca dio a conocer el documento
“Estrategia de Seguridad Nacional para 2015”. Allí se afirma: “Apoyamos a
los ciudadanos de países donde el pleno ejercicio de la democracia está
en riesgo, como en Venezuela”. En respuesta, la cancillería venezolana
respondió en un comunicado: “Nada atenta más contra la paz, la
democracia y la estabilidad mundial que el mito de la `excepcionalidad´
estadounidense que conduce a su gobierno una y otra vez a descalificar
países y emitir pronunciamientos que constituyen un acto de injerencia
inaceptable en la política interna de otros Estados”.
- El martes 10, Ben Rhodes, asesor de seguridad nacional de EEUU,
afirmó que las autoridades venezolanas “frecuentemente acusan a Estados
Unidos de ser responsables de los problemas que enfrentan. No creo que
nadie en la región les crea. Creo que es risible y no puede servir de
excusa ante sus propios problemas domésticos”. Rhodes instó al Gobierno
venezolano a avanzar hacia un modelo de país “coherente con la Carta
(Democrática) Interamericana”, donde haya “elecciones libres y justas,
una sociedad civil a la que se le permita florecer y libertad de expresión”.
La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, le aconsejó a Rhodes que lea
las declaraciones de apoyo de los organismos regionales y alertó:
“Venezuela se respeta. No somos patio trasero de potencia extranjera
alguna”.
- El miércoles 11, el vicepresidente Biden recibió a Lilian Tintori,
esposa del líder opositor Leopoldo López, preso hace casi un año por
encabezar el intento desestabilizador iniciado el 12 de febrero de 2014.
Biden informó por twitter que se reunió “con venezolanos afectados por
la opresión del Gobierno para subrayar nuestro compromiso en la
promoción de los derechos humanos en todo el mundo”.
Cuando los paraguas funcionan
La reacción de los organismos de integración regional se desplegó a
pleno la semana pasada. Una comisión de cancilleres de la Unasur, junto
al secretario general Ernesto Samper, se reunió el lunes pasado en
Montevideo y rechazó las medidas adoptadas por EEUU. Al día siguiente,
el bloque suramericano emitió un comunicado en el que ratifica “que la
aplicación de las sanciones unilaterales previstas en esa ley vulneran
el principio de no intervención en los asuntos internos de otros Estados
y no contribuye a la estabilidad, la paz social y la democracia en
Venezuela”.
La Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba)
también se pronunció: “Los países del Alba-TCP rechazan categóricamente
todo tipo de medidas coercitivas contra el gobierno venezolano, cuyo
claro propósito es dar al traste con el proceso de transformación
socio-político que la sociedad venezolana de forma soberana y
democrática ha decidido llevar adelante. Estas nuevas sanciones contra
el pueblo y gobierno venezolanos esconden las verdaderas intenciones de
desestabilizar al Gobierno Bolivariano con el objeto de lograr su
derrocamiento”.
Por su parte, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
(Celac) difundió una declaración en la que indica que el organismo
“reitera su rechazo a la aplicación de medidas coercitivas unilaterales
contrarias al Derecho Internacional”. Además de los bloques regionales,
el Movimiento de Países No Alineados, diversas organizaciones populares
de la región, intelectuales y los mandatarios de Bolivia, Uruguay,
Ecuador y Nicaragua también manifestaron un fuerte respaldo a Venezuela.
“Gracias al Alba, a Unasur, a la Celac, gracias América Latina y el
Caribe, hermanos vamos juntos, y ahí está el escudo protector, gracias
por su voluntad firme y clara de protegernos y ayudarnos frente a las
agresiones del imperio estadounidense”, saludó Maduro.
El presidente bolivariano analizó: “La política de EEUU contra
Venezuela ha puesto a Obama en un callejón sin salida. Es una política
fracasada, que seguirá fracasando y que, además, aislará a EEUU tanto
como lo aisló su política fracasada contra la revolución cubana durante
53 años”.
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