El Gobierno de Canadá mantiene sus ojos cerrados
ante las desapariciones y asesinatos de mujeres amerindias, a pesar de
las diversas solicitudes al respecto.
Ha negado, asimismo, el lanzamiento de una investigación nacional sobre esta cuestión tal como piden las comunidades autóctonas y los partidos de oposición.
“Si el primer ministro no quiere hacer nada, entonces, necesitamos un nuevo gobierno”, ha aseverado el jefe de las Primeras Naciones, Perry Bellegarde.
Al referirse a una encuesta de opinión realizada recientemente, Bellegarde ha hecho hincapié en que tres de cada cuatro canadienses quieren que se ponga en marcha una indagación.
Por otra parte, algunos líderes opositores como el jefe izquierdista de Nuevo Partido Democrático, Thomas Mulcair, se mostró irritado por la postura de Ottawa, subrayando que es comparable al “racismo”.
A unos meses de las elecciones legislativas en este país, ni las negociaciones en torno a estos hechos tienen grandes resultados ni estos casos son investigados.
Este viernes se celebró una mesa redonda entre las víctimas, representantes de comunidades indígenas y responsables del Gobierno canadiense, que terminó sin novedad alguna.
En la mencionada sesión, las partes acordaron adoptar una hoja de ruta para la prevención y la sensibilización de las agrupaciones de riesgo que se elaborará, sin embargo, tras los comicios del próximo 19 de octubre.
La negativa de Ottawa y la extensión del problema es tal que provocó la reacción del relator especial de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos autóctonos, James Anaya, quien criticó la inacción del gobierno.
De acuerdo con las estadísticas de la Policía canadiense, entre 1980 y 2012, más de 1200 mujeres autóctonas han desaparecido o sido asesinadas, marcando la extendida violencia de la que son objeto las mujeres amerindias.
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